Mil Grullas por la Paz Con motivo del Día de los niños, nos reunimos en familia y está fue una de las actividades que se realizó. Por estar cerca a la fecha del Día Internacional de la Paz, se escuchó el relato de la historia de "Mil grullas por la Paz".Después de esto el Equipo Antisopa les enseñó a los papás a realizarlas, y como en la tradición japonesa, cada familia colocó un mensaje alusivo para luego ser expuesta en representación del mundo que queremos para nuestros hijos.
Acá va la historia:
La historia de las Grullas de Sadako
Hace ya 50 años que ocurrió lo que te vamos a contar.
Fue después de la bomba atómica sobre Hiroshima, al final de la Segunda Guerra Mundial. Seguro que has oído hablar de esta tragedia y de sus horribles consecuencias para la salud de los pocos que sobrevivieron, ¿verdad?
Pues pasó que Sadako fue una de las niñas que no murió el día de la explosión, pero sí que enfermó de mucha gravedad, poco después, con 11 años, por la radiación atómica.
Cuando supo que estaba enferma, su amigo y compañero, con el que se entendía más allá de las palabras, Toshiro, intentó animarla y le contó la tradición de las 1000 grullas de papel – hacer figuritas de papel es una tradición japonesa la técnica se llama Origami y se conoce ya en casi todas partes del mundo-
La tradición japonesa dice que– le contó a Sadako su amigo-
“Concederán un deseo a aquél que consiga doblar 1000 grullas de papel como recompensa por el esfuerzo y la concentración que hacen falta para lograrlo.
Este trabajo se llama el Senbazuru”.
Entonces, su amigo hizo una grulla de origami y se la dio a Sadako. “Aquí está tu primera grulla”. Y le deseó que se cumpliera su deseo, curarse de su enfermedad.
Sadako empezó a doblar grullas, una tras otra, intentando conseguir su deseo de curarse mágicamente. ya muy cansada abandonó la tarea, entonces su amigo, volvió corriendo a su casa y empezó a juntar todos los papeles que encontraba, sin importar que importancia tenían para los adultos, su objetivo era muy superior a cualquier otra cosa.
Trabajó toda la noche,ya la mañana siguiente llegó al hospital con una bolsa con las 950 grullas que faltaban,. No lo dejaban entrar pero cuando mostró su trabajo le permitieron pasar y colgarlas sobre la cama de su amiga, la que ya sin fuerzas abrió los ojos y agradeció con una sonrisa, el inmenso amor que había recibido.
Podemos decir que Sadako cerró los ojos, con la certeza de sentir que el mundo no era tan malo.
Como un homenaje a su dedicación y al amor, es que se vuelven a plegar cada año para recordarla.
Así, se propusieron también contarles a otros niños de Japón y del mundo cual había sido su historia y la de tantos niños, que como ella, no pudieron sobrevivir a la bomba atómica.
Para que está historia estuviera presente todos los días, se propusieron hacer un monumento, una estatua de Sadako con una grulla que hoy está en el Parque de la Paz de Hiroshima.
Bajo ella está escrito:
“Éste es nuestro grito, ésta es nuestra plegaria: paz en el mundo”.
La historia de Sadako dio la vuelta al mundo y las grullas y el origami se convirtieron en símbolos de Paz, del rechazo a la guerra.
¡Adelante! ¡Hace tu propia grulla de papel!